Hoy me he tendido junto a una joven pura
como a la orilla de un océano blanco,
como en el centro de una ardiente estrella
como en el centro de una ardiente estrella
de lento espacio.
De su mirada largamente verde
la luz caía como un agua seca
en transparentes y profundos círculos
la luz caía como un agua seca
en transparentes y profundos círculos
de fresca fuerza.
Su pecho como un fuego de dos llamas
ardía en dos regiones levantado,
y en doble río llegaba a sus pies
grandes y claros.
Un clima de oro maduraba apenas
las diurnas longitudes de su cuerpo
llenándolo de frutas extendidas
las diurnas longitudes de su cuerpo
llenándolo de frutas extendidas
y oculto fuego.
Pablo Neruda
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