2. En su llama mortal

En su llama mortal la luz te envuelve. 
Absorta, pálida, doliente, asi situada 
contra las viejas hélices del crepúsculo 
que en torno a ti da vueltas.

Muda, mi amiga,
sola en lo solitario de esta hora de muertes 
y llena dé las vidas del fuego, 
pura heredera del día destruido.

Del sol cae un racimo en tu vestido oscuro. 
De la noche las grandes raíces 
crecen de súbito desde tu alma, 
y a lo exterior regresan las cosas en ti ocultas, 
de modo que un pueblo pálido y azul 
de ti recién nacido se alimenta.

Oh grandiosa y fecunda y magnética esclava 
del círculo que en negro y dorado sucede: 
erguida, trata y logra una creación tan viva 
que sucumben sus flores, y llena es de tristeza.
Pablo Neruda

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